Cruella de Vil
Hay momentos en los que uno piensa “¿por qué me tiene que pasar todo a mí?” y algunas veces una vocecita te responde “debes de ser una mala persona”, y en serio lo crees. ¿Pero qué ocurre si no es así? ¿Qué ocurre si la persona más gafada del mundo es, o intenta ser, una buenísima persona? Hay un refrán que dice algo así como que si presupones que atraes desgracias, las acabarás atrayendo.
Nuestra amiga Agata pensaba firmemente que atraía la mala suerte. De pequeña había recibido el don (o la desgracia) de poseer poderes mágicos. Una vez, paseando por el bosque, se encontró con una bruja y ésta pensó en convertirla en su aprendiz, pero al ver que ni una pizca de maldad corría por sus venas, la bruja decidió evitarse el mal trago de enseñarle magia a la niña. Su infancia fue dura, pero no rechazó sus poderes e intentó aprender por su cuenta a usarlos. Tanto los seres mágicos buenos como los malos la rechazaban. Los buenos por ser bruja y los malos por ser buena. Solo la aceptaban algunos animales, como los murciélagos, los sapos, o los gatos. Al final fue creciendo e intentó aprender a odiar lo bueno, pero en el fondo no quería hacerlo. Un día, cuando era aún joven, unos niños la estaban tirado piedras por ser distinta. Agata lanzó un hechizo a uno de ellos y enseguida le empezó a crecer la lengua. Al principio sus amigos se rieron, pero pararon enseguida al ver que se estaba ahogando con su propia lengua. La brujita intentó pensar que se lo merecía, que ella era una bruja y ellas hacían cosas así, pero finalmente retiró el hechizo sabiendo que no podría hacerle daño al niño por mucho daño que la hubiera hecho a ella. Desde ese día se retiró al bosque y decidió que nunca más volvería a salir de él.
Pero ahora Agata se encontraba a varios kilómetros del bosque.
La bruja se despertó en la más plena oscuridad, el suelo de piedra estaba frío y sentía la forma de unas cadenas rodeándole las manos. No sabía dónde estaba ni cómo había llegado allí. En seguida se puso nerviosa y empezó a chillar hechizos hacia todas partes. Oyó ruidos y exclamaciones dentro de la habitación en la que estaba y paró de disparar. Se tranquilizó un poco y encendió un dedo a modo de vela para ver quién más estaba allí encerrado. Bajo la leve luz consiguió distinguir a la mayoría de personas y de repente recordó qué es lo que había pasado.
Un brujo, el brujo más poderoso que ella hubiera visto, la había secuestrado a ella y a Grimhilde cuando estaban en su cueva. El brujo iba en dragón y las aturdió a las dos con su penetrante aliento. No recordaba nada más después de eso.
Agata pudo ver a muchos magos y brujas malignos encerrados con ella, además de a otras personas que estaba segura de que no tenían ni pizca de magia.
De repente una voz conocida la pegó un codazo diciendo –“¡Apaga esa luz, maldita bruja! Tu habrás pasado dos días durmiendo, pero los demás queremos descansar.”- Era Maléfica, estaba irreconocible, su pelo estaba esparcido por sus hombros, en vez de en su extraño tocado, su capa estaba desgarrada y no portaba su habitual cetro. A Agata la dio por mirarse a sí misma y comprobó que no estaba en mejores condiciones, el dragón la había destrozado la ropa y magullado en varios sitios.
Bajó la intensidad de la luz y siguió investigando. Una figura pequeña y flacucha se agarraba sus pobres extremidades mientras sollozaba.
-“Cruella acaba de llegar”- La dijo un mago cercano –“Yo no lloraría como un bebé si Merlín me hubiera quitado mi abriguito, pero claro, ya se sabe cómo son los `sin magia´.”- Espetó.
Entonces Agata comprendió por qué no la había reconocido antes. La malvada mujer no llevaba su habitual abrigo de pieles, y sin él parecía una pequeña niña arrugada. Ya no imponía tanto.
La puerta del calabozo se abrió de golpe y el mago Merlín entró por ella. En seguida todos los magos empezaron a lanzarle hechizos, pero ninguno le hizo daño. Le rodeaba una brillante esfera mágica que hacía las veces de escudo. El brujo dio un rápido vistazo a la sala, devolviendo la mirada de odio que le lanzaban sus prisioneros. De repensé se paró en Agata y cambió radicalmente su rostro. Ya no había odio en él, solo pena, como si supiera de su trágico pasado y no quisiera tenerla allí retenida.
El brujo se volvió a poner serio y comenzó a hablar. –“Hechiceros malvados y podredumbre del mundo en general. No voy a andarme por las ramas, os he traído hasta aquí para mataros. No puedo quedarme quieto más tiempo observando cómo destruís el mundo, aunque lo que sí que no puedo permitir es que uséis mi propia magia para hacerlo. Algunos, por supuesto, no sabéis de que magia os hablo, pero he pensado que, ya que estaba haciendo limpieza, me debería deshacer de todo tipo de escoria.” – Sonrió amargamente.
-“Tu.”- Dijo señalando a Agata. –“Empecemos por la más joven.”- Y mientras se dio la vuelta sus cadenas la arrastraron detrás del mago. Todos los presentes gritaron y maldijeron, pero no consiguieron detenerla. Incluso Cruella la intentó agarrar con las piernas, pero acabó soltándose.
Cuando estuvieron fuera la puerta del calabozo se cerró y ambos empezaron a subir por unas escaleras, Agata arrastrada por las cadenas mágicas. Entraron en un despacho abarrotado de cosas mágicas y Merlín se sentó en su escritorio.
-“Siéntate.”- dijo. Y las cadenas la arrastraron hasta la silla. Agata temblaba de pies a cabeza, esperaba que el brujo la matara rápido, no soportaba el dolor. –“Antes de nada, quiero que sepas que no te voy a hacer ningún daño”- La brujita se sorprendió y se relajó. El mago continuó hablando. –“Se quién eres y cómo has vivido tu corta existencia. Sé que no pensabas asesinar a la princesa que te encargaron y que pretendías borrar la memoria a Grimhilde. Sé que eres buena, y por eso no te voy a matar”- dijo finalmente.
-“¿No…no me va a matar?”- Tartamudeó Agata –“Entonces, ¿por qué me secuestró?”-
-“¿Y qué esperabas? ¿Que cogiera sólo a Grimhilde y a ti te dejara? ¿Sería algo sospechoso para tus compañeros brujos no?”- La miró como mira un profesor a un alumno.
De repente se oyó un fuerte golpe. Merlín maldijo por lo bajo y corrió al sótano, los prisioneros se escapaban. Agata se quedó en el despacho y se sorprendió al ver a Cruella entrar corriendo. Le dedicó una sonrisa malvada y abrió un armario de la pared. Sacó un enorme abrigo de pelo y se lo puso encima mientras corría hacia la salida.
Agata salió corriendo detrás de ella y se encontró con Merlín, lanzando hechizos desde una ventana. Se asomó por otra ventana cercana y enseguida reconoció el paisaje. Estaban en el castillo de Laura.
Oyó maldecir al brujo mientras se sentaba en el suelo sujetándose un brazo. Agata fue en su ayuda, le habían dado con fuego en el antebrazo y lo tenía calcinado.
-“¿Está bien?”- le dijo.
–“Tranquila, no es la primera vez que me quemo, tengo un dragón ¿recuerdas?”- sonrió.
Agata se volvió a asomar por la ventana y vio a algunos rezagados, entre ellos Cruella, que arrastraba tras ella a otra persona. A la brujita la dio un vuelco el corazón al ver que era Laura. Decidió ir tras ella, pero no quería dejar al mago solo con sus heridas. Resignada, se sentó junto a él.
-“Creo que ahora tenemos un destino en común”- dijo Merlín. –“Yo no puedo dejar que maten a gente con mi magia y tú no puedes permitir que hagan daño a tu amiga. ¿Me ayudarás a atraparles de nuevo?”-
-“Sí.”- dijo Agata finalmente.
Una guerra entre el bien y el mal se había desatado. Y por fin sabía de qué lado estaba.
Sé que me he extendido un poco jiji pero es que cuando me pongo.... como en el relato de Miss Marple, aunque siento que no halláis intentado averiguar quién era el asesino, se que quizá no di suficientes pistas.
Bueno, espero poder poner en post del sorteo el final de la historia de Miss Marple para que al fin conozcáis quién era el asesino.
13 comentarios:
Jolines que nivel!Yo pensaba que con hacer manualidades llenas de imaginación y creatividad era suficiente pero lo de introducirlas con un relato como este ya me queda un poco grande em...um...buf! No tengo palabras lo dejo a tu elección: Cruella genial! el resto me supera
Besos (No se si dormire hoy!)
Mamen
Que bonitaaa, sería la primera vez que una mala se ve tan bonita, y es que no podía ser de otra forma habiéndola creado tu.Un saludo
Pero que cruela más lograda, da miedo y todo, je,je,je...
Seguro que te lo dicen a menudo, pero te lo vuelvo a decir yo: ARTISTAAA!
Me dejas asombrada con tus Minidamiselas!
Son todas preciosas!y ésta no iba a ser menos...
un besito!
Cada vez que recorro tu blog, me quedo sin argumentos, jej...miro y remiro tus damiselas y son geniales realmente!!!...besitos!!!
Esta increible la Cruela!!! Si no fuese porque soy pobre te las pedía toditas hija!!! Besos
Fantástica Cruella!!
Besitos.
Que linda villana!! :D
De todas las Cruela Devill que he visto en mi vida...me quedo con la tuya. Tiene cara de buena, jejeje. Como siempre: genial.
Hola, eres genial, la pequeña cruella esta preciosa y la historia muy original todo, artistazaa!!!,
besitos guapa.
Quería hacer una Lady que tuviera un aire a cruela pero me salió la Lady Silver, jejeje...he de intentarlo. Y viendo tu minidamisela Devil, madre mía, ya me gustaría que salga la mitad de perfecta, jeje. El relato sirve para imaginarnos un poco más al personaje, vamos, entenderlo, bien! besotes
Hola !!! solo puedo felicitarte, pues cada uno de tus personajes está mas que logrado, no les falta detalle !!!!!
Un abrazo, y Felíz Día, Laura.
Me encantan tus historias, tienes talento para escribir, haces unas muñequitas increíbles...enhorabuena!!!
Un besazo.
Carmen.
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